"El programa instala ese 'bichito' de que está bien cuidarse"

Francisca Pino, psicóloga del territorio norponiente, ha visto cómo el programa ha ayudado a que las personas cuidadoras se reconozcan como sujetos que también merecen cuidados. Mediante el trabajo de construcción de autoestima y amor propio, las personas cuidadoras pueden darse un espacio para ellas mismas.
“Antes eran vistas solo como los brazos o la consciencia de la persona en situación de dependencia, siempre están pensando: '¿Quién va cuidar a la persona con dependencia si me sucede algo?'. El programa instala ese bichito de que está bien cuidarse”, explica Francisca.
Para ella, lo más valioso de su trabajo es poder ser ese “otro” al que no deben cuidar. Un espacio donde pueden detenerse, hablar con honestidad y sentirse contenidas. Por lo mismo, cree que las necesidades más urgentes de las personas cuidadoras es una red de apoyo que les garantice un respiro y seguridad. "Muchas experimentan abandono familiar, escasez económica y privación de realizarse. Muchas expresan que 'no pueden ir ni a comprar el pan sin preocupaciones'", finaliza Francisca.